Escribiendo la Historia del Mostachón

Desde 1880 y hasta el día de hoy, V Generaciones de la familia Vázquez se han dedicado a elaborar los exquisitos mostachones de Utrera. Por eso contar nuestra historia es contar una parte importante de la Historia del Mostachón.

El término Mostachón proviene del latín hispánico «mostaceum» que significa «bizcocho redondo» y fueron los árabes los que dieron fórmula y forma a este hermoso dulce, tostado y acanelado.

Durante la Edad Media el Mostachón, al igual que otros dulces como el bollo de aceite, las tortas de polvorón o los almendrados, se elaboraba en castillos y conventos.

Fue por esa época que los árabes comenzaron el cultivo de la caña de azúcar en el sur de España, por lo que su fórmula original contenía este tipo de azúcar.

En el s. XII vieron la luz las Clarisas, fundadas por Santa Clara de Asís, orden religiosa que será determinante para la preservación de la receta del mostachón.

En los conventos de estas monjas en España convergen las culturas cristiana, árabe y judía aportando cada una sus ingredientes y recetas.

En Utrera dicha orden fundó su convento llamado Santa María de Gracia ubicado en la calle Santa Clara (hoy Catalina de Perea), llamada así en honor a la Santa de Asís.

En este convento se forjó el mostachón que por primera vez recibe ese nombre en concreto y que pudiendo parecer igual a otros que hay en otros puntos de España, es totalmente distinto en fórmula y sabor y en forma de preparación. El Mostachón utrerano, y que Diego Vázquez elabora, tiene estas características:

• Se cuece directamente sobre papel en el horno, no en latas.
• No está glaseado
• Posee miel
• Su suelo debe ser muy dorado como corresponde a la solera del horno. Hay que controlar con exactitud el tiempo de cocción y la temperatura de la flama para que salga perfecto y se despegue con facilidad del papel.
• No lleva ningún tipo de conservante, ni colorante, ni agua, levadura o bicarbonato. La emulsión se produce con el batido.

 

Así lo elaboraban las monjas clarisas cuya receta y buen hacer recogió hace 5 generaciones José Romero Espejo, tatarabuelo de la presente generación, que trabajaba como panadero para dichas monjas.

Y desde entonces nuestra familia no ha parado de hacer mostachones.

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